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Las hormonas y el estrés son elementos fundamentales del sistema hormonal de los deportistas, y su impacto es determinante para la salud y la masa muscular. Mantener niveles hormonales adecuados es esencial para un rendimiento óptimo durante la actividad física y para el desarrollo muscular. Debido a la relevancia de las hormonas en el deporte, examinemos algunas de las más significativas en relación con la actividad física:
Existen diversos tratamientos para asegurar que se mantengan niveles óptimos de ciertas hormonas en el organismo de los deportistas. En el culturismo, el enfoque principal es incrementar los niveles de hormonas anabólicas y disminuir los de hormonas catabólicas. Entre los productos más conocidos se encuentran Animal Stak (un potenciador hormonal natural), Body Attack Testo Box (un potenciador de testosterona), GENF20 Plus, HGH-X2, Provacil (una hormona del crecimiento), insulina de acción rápida y lenta (Humalog y Humalin-R), entre otros.
Dado el arduo proceso de entrenamiento, el equilibrio hormonal y el estrés son cruciales para los deportistas competitivos y los culturistas. Todas las hormonas juegan un papel en el crecimiento muscular, la estabilidad, la resistencia física, el rendimiento en el entrenamiento y la respuesta al estrés. Por ejemplo, el cortisol, que se libera en situaciones de estrés, junto con la adrenalina, favorece la pérdida de grasa. Para controlar los niveles de esta hormona, se han creado medicamentos como Amix The Cortisol Blocker, que ayudan a mantener el cortisol en niveles adecuados, mejoran la actividad cerebral y la memoria, y refuerzan las defensas antioxidantes. Así, es vital monitorear los niveles hormonales del deportista y utilizar los suplementos necesarios para su regulación.
Los medicamentos destinados a regular los niveles hormonales y el estrés tienen contraindicaciones y no son aptos para todos los deportistas sin excepción. Es fundamental personalizar la estrategia de desarrollo muscular y la administración de esteroides y hormonas, ya que su metabolización y eliminación se realiza a través del hígado, los riñones y el sistema urinario. Estos tratamientos pueden representar riesgos para personas con disfunciones o enfermedades coexistentes, pueden incrementar la presión arterial y, por lo tanto, ser dañinos para aquellos con problemas cardíacos. También deben ser evitados por deportistas con alta probabilidad de reacciones alérgicas o intolerancia a ciertos componentes.
La dosificación, el tipo y la duración del uso de un preparado hormonal deben ser determinados de forma individual por cada entrenador para cada deportista, según sus circunstancias específicas. Se debe considerar el objetivo, la intensidad del entrenamiento, la dieta y otros medicamentos (esteroides y anabolizantes) y sus posibles efectos adversos. Generalmente, los medicamentos hormonales se presentan en forma de cápsulas para administración oral, comúnmente en una dosis de 1 cápsula diaria, aunque también están disponibles inyecciones. La duración del tratamiento suele oscilar entre 6 y 12 semanas, pero puede variar en función de los objetivos establecidos y del nivel hormonal inicial del deportista.
La insulina se encarga de la absorción de glucosa en la sangre. La falta de actividad puede llevar a que las grasas no se utilicen como fuente de energía para los músculos, almacenándose en su lugar en el tejido adiposo. El cortisol, conocido como la «hormona del estrés», se libera junto con la adrenalina. Su función es promover la degradación de triglicéridos y proteínas para liberar glucosa, que el cuerpo utiliza como fuente de energía durante el entrenamiento. La testosterona tiene un efecto anabólico en los músculos, favoreciendo el crecimiento de la masa muscular y la fuerza. La hormona del crecimiento, como su nombre indica, estimula el crecimiento celular. El glucagón favorece la liberación de grasas del tejido adiposo cuando los niveles de azúcar en sangre son bajos, aumentando así la glucosa en sangre. La epinefrina y la norepinefrina favorecen la producción de energía y regulan las funciones corporales durante el ejercicio cardiovascular.
La hormona similar a la insulina ayuda a normalizar la función de la hormona del crecimiento reparando las proteínas dañadas tras el entrenamiento. El BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro) es responsable de estimular la formación de nuevas células cerebrales.
Los desequilibrios hormonales y el estrés pueden afectar adversamente al funcionamiento del cuerpo del deportista, poniendo en riesgo su salud. Existen varios tratamientos para corregir estos desequilibrios hormonales que pueden reducir riesgos y síntomas, además de modificar hábitos de vida y utilizar suplementos alimenticios naturales. Algunos efectos secundarios comunes del tratamiento de trastornos hormonales son:
Algunos medicamentos para corregir desequilibrios hormonales pueden generar problemas renales y del sistema urinario, así como afectar al corazón y al sistema gastrointestinal.
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